LA UNIÓN DEL GRUPO HACE LA FUERZA EN LA PYRENEENNE

Día 1 de julio, día que la gente cargaba bañadores y toallas en dirección a la playa, varios Contaviento llenaban sus maletas con ropa de bici y algo de abrigo en dirección a Saint Lary Soulon (Francia) para realizar la atrevida marcha de La Pyreneenne (con subidas al Tourmalet, Aspen, Horquette Ancizan.. ahí es nada!!). Los atrevidos y, no menos locos, fueron Eusebio, Leopoldo, Fran, Paco Camacho, Luisja, Roberto, Javi, José María, Rober, Alberto y Javi huracán. El viaje se hizo largo porque, aunque fuéramos en coche, no dejábamos de subir puertos. La llegada fue sobre la 00:45, justo para descargar, tomar una copita (tenemos presencia por todos los terrenos) y dormir un poquito.

Al día siguiente, cogimos nuestra indumentaria y, como Contraviento está para todo, nos fuimos  hacer turismo. Visitamos el Col de Aspen, que sería nuestro tío del mazo en la cicloturista, el bonito pueblo de Saint Lary y a Lourdes, a ver si se nos aparecía la virgen y teníamos algún milagro para la marcha... Al final de la tarde, recogimos dorsales y fuimos a comer a un bonito restaurante para llenar nuestras reservas de carbohidratos  para la larga batalla que nos esperaba. A más de uno nos costó coger el sueño esa noche.

Se despertaba un día oscuro, amenazante de lluvia pero los contravientos cogían fuerza desayunando fuerte para lo que nos esperaba.

A las 7:45 todos nos encontrábamos en la línea de salida tanto los que íbamos hacer la dos valles como la cuatro valles.

Eran las 8 de la mañana y, sin saber lo que decían los speaker, la marcha comenzaba porque el pelotón se movía y los nueve integrantes se ponían en marcha (la marcha se iba hacer en grupo, excepto Fran que quería apretar los machos porque iba a estar un mes sin coger la bici y se fue por delante). Media hora más tarde, Leopoldo y Eusebio cruzaban la línea de salida para realizar la dos valles.

Cuatro Valles:

A los 8 km ya teníamos el primer grande de la mañana que nos recibía con un aire de cara, alternando aire caliente y frío, y con una tímida lluvia. Poco a poco, kilómetro a kilómetro, fuimos devorando los nueve duros y exigentes kilómetros del Horquette de Ancizan (tenía kilómetros con medías de nueve y ocho en gran parte de la ascensión), íbamos siempre en grupo esperando al último, reservando fuerzas y, en muchas ocasiones, tirando de un largo pelotón de ciclistas aunque Luisja siempre separado un poquito del grupo porque se agobiaba con tanta gente y calor humano (de ahí el nuevo mote de la peña: Luisja agobios). Cada momento de respiro era un plus de vida para afrontar lo que nos esperaba. En la cima, un avituallamiento para coger fuerza, respirar aire puro y la instantánea para inmortalizar el momento. Por delante, Fran representándonos por el vagón delantero.

Tras una vertiginosa y fría bajada, llegamos a los pies del gran coloso de la mañana, el col du Tourmalet (2115 metros de altura y 20 km de ascensión), junto con dos grupetas de Valencia, C.C. Picassent y C.C. l´Oronet. Justo en este momento salió Lorenzo y, poco a poco, sin darnos cuenta, íbamos devorando los primeros y tímidos km del gran coloso. En estos momentos íbamos cantando, fotografiando el momento, apreciando el bello paisaje y charlando (apareciendo nuevos motes como el de Javi joker y Paco cadencias). Dos km antes de llegar a La Mongie, la cosa se puso fea y el terreno a inclinarse provocando que aparecieran los primeros gestos de sufrimiento en las caras y que el chorreo de ciclistas aumentara. Pasados La Mongie, la cosa se puso dura no..lo siguiente!! Para afrontar estas rampas, Javi fue culebreando de lado a lado del carril para que la cosa se le hiciera menos sufrida y, a otros como Rober, le apareció el “mesie Massó” (vamos el tío del Mazo) y le entró una pequeña pájara. En estos km, Alberto iba ascendiendo para hacernos fotos conforme íbamos subiendo. En el último km, Luisja sprintó a Paco y coronó primero el gran coloso, aunque el primero en llegar fue Fran pero como iba tan deprisa no hay foto para demostrarlo y no sabemos si pasó en un coche montado o fue por otro lado..jaja. Poco a poco, fuimos llegando todos. En lo alto, avituallamiento y un reportaje fotográfico para decir que Contraviento ha conquistado el Tourmalet. Una vez esto, una bajada estupenda y bien asfaltada, por motivo que el Tour baja por ahí de camino a Luz Ardiden.

Ahora llegó el momento de llaneo y, aquí, Contraviento se puso serio, entrando todos a relevo, poniendo una velocidad de vértigo que provocó que fuéramos alcanzando grupos de ciclistas y  formar un largo pelotón de 40 ciclistas aproximadamente. Pero pronto se nos acabó lo bonito, ya que el llaneo se convirtió en unos largos kilómetros que iban picando levemente hacia arriba y el cansancio fue haciendo mella. Aquí, Alberto y Javi huracán, haciendo honor de su buen estado de forma, decidieron ponerse los galones y tirar del carro. Con 130 km en las piernas y un calor abrumador, camino al col de Aspen nos encontramos un chorro de agua, proveniente de la montaña y que salía por una tubería, a la que solo nos faltó tirarnos de cabeza para refrescarnos, algunos continuaron y decidieron hacer la parada en el avituallamiento.

Tras reagruparnos en el avituallamiento, ponemos rumbo hacia la última subida que nos quedaba, Col de Aspen (1490 metros y 12 km). En este momento, las piernas empezaban a sentirse pesadas, las ruedas agarrarse al asfalto y el calor a absorber las pocas energías que nos quedaban  provocando que “Messie Massó” nos esperase con el mazo dándonos de lleno o salpicándonos. Y así fue, Roberto y Luisja recibieron los mazazos provocando que en mitad del puerto sufrieran una pequeña crisis porque…¿cómo no iba a ser una marcha sin una pájara?. Finalmente, gracias a la ayuda del resto del grupo los afectados nos rehicimos y continuamos hacia adelante mientras que Alberto inmortalizaba los pajarones y la ascensión.

Al final, Javi huracán se vio con fuerzas y decidió ir a por Paco y adelantarle impidiendo que Paco pudiera subir un puerto en cabeza (donde nos esperaban las vacas en mitad de la carretera pastando a sus anchas), siempre detrás de nuestro llanero solitario Francisco Kloden.

Tras la fotografía típica en el cartel del puerto, nos encaminamos afrontar una bajada peligrosa porque, de repente, la lluvia apareció con unas gotas que dolían como pistolazos a la hora de descender. Nos quedaban 10 km de bajada y 8 km de llaneo. Alberto y Huracán volvieron a tirar del carreo llevándos al resto de ovejitas de contraviento exhaustas a un ritmo de locura, sin bajar de 35 km/h, recogiendo a una gran cantidad de ciclistas que agotaban sus últimas fuerzas en esos interminables kilómetros a meta. Finalmente, Contraviento ocupó toda la carretera de la entrada a Saint Laury Soulon como si fueran los caballeros del Apocalipsis cumpliendo un tiempo total de 8 horas 44 minutos pero en bicicleta un tiempo de 7 horas 35 minutos.

Dos Valles:

Las dos valles comenzaba como la cuatro valles: salida rápida, sin entender ni gotazo del speaker y con frío. A los 8 km Eusebio y Leopoldo se encontraron con el primer puerto de la jornada matutina, el Horquette d´Ancizan, y pusieron un ritmo tranquilo que les permitiera disfrutar del bello paisaje con el que se encontraban. Tras una larga subida, pararon y se quitaron “trapos” porque el fuerte calor les impedía sacar lo máximo de ellos. Tras la foto típica del momento, Leo y Euse iniciaron una vertiginosa bajada con precaución ya que la gravilla estaba presente en muchas curvas. La cosas buenas, como todo en la vida, se acaban y comenzaron a subir los últimos 5 km del Aspin, los más duros sin lugar a duda. Aquí empezaron a recoger a varios ciclistas que tras su fuerte subida al Horquette, rompieron motor; uno de tantos fue un simpático inglés que les acompañó durante todo el trayecto restante. Eusebio se encargó de hacer de traductor manteniendo unas bonitas conversaciones. En la cima del Aspin, la misma rutina, foto y un fuerte avituallamiento para recargar pilas y afrontar el resto del recorrido, aparentemente llano.

Tras varios km de llaneo algo pronunciados hacia arriba, llegó la sorpresa para nuestros valientes contraviento ya que de repente se encuentran con unos casi 4km de ascensión del col du Peyresourde pero, para la no satisfacción de nuestros dos jinetes (bueno tres contando al inglés), los desviaron por el lago Génox-Loudenvielle y, así, encontrarse con la trampa de la marcha dos valles, 5km de ascensión de un puerto sin nombre con una dureza más o menos dura a la del col du Aspin. Nuestros valerosos Don Quijote y Sancho no se ofuscaron y encaminaron los últimos kilómetros de ascensión con bravura y sufrimiento tirando del pobre inglés que no podía ya ni con las calas. En lo alto, una fuente a la que se metieron de cabeza para refrescar la temperatura corporal debido a que Lorenzo no se quiso perder la cita pirenaica.

Tras refrescarse, cogieron camino hacia Arreau y, desde ahí, dirigirse a Saint Laury Soulon donde les esperaba un fuerte plato de paella. En la meta, el inglés no paraba de dar las gracias a nuestros dos jinetes por ayudarle y hacerle el camino más ameno.

Fueron los primeros contravientos en llegar y se encargaron de esperar y de hacer de anfitriones para el resto de contravientos que tardarían un poco más en llegar ya que su marcha era un poco más larga.

 

Tras una jornada dura de ciclismo, Contraviento y sus sufridoras seguidoras (Loli y Mª José, está  vez solo nos pudieron acompañar ellas) nos fuimos a disfrutar de otros menesteres que ofrece la vida: una bonita y potente cena con entrecote, crepes, vino y cerveza. Culminando la noche con un breve botellón para dormir como dioses ya que hemos llegado a lo más alto.

Próximamente, publicaremos un reportaje de tres valientes Contraviento que se quedaron a coronar gran parte de los pirineos franceses (Hautacam, Luz Ardiden, Perysourde, Troumousse, Tramassel y Gavarnie-Boucharó).

Luisja