viernes, 22 de junio de 2012

200 KMS: Cuanto mayor es la dificultad mayor es la gloria.

                       

Reto conseguido. Y aunque pueda parecer fácil, todo es difícil antes de ser sencillo; hubo que superar muchas adversidades como el calor, la distancia, las averías, el cansancio y un sin fin de factores que parecían ponerse en contra para que Contraviento no consiguiera su reto. Pero la marea amarilla es mucho más fuerte que todo eso y al final cada uno dio lo mejor de si para completar uno de los retos más importantes del año.

Sábado 16 de Junio de 2012 era la fecha prevista para realizar los 200 kms, o lo que es lo mismo, completar el recorrido La Alberca-Cuenca-La Alberca, con una pequeña ruta turística por lo más emblemático de nuestra preciosa capital incluida. Pues bien, la hora prevista para salir eran las 8:00 h, y un poco antes los primeros Contraviento acudían a la sede para hinchar sus ruedas y ultimar los últimos detalles antes de una salida que nos ocuparían gran parte del día. Esto era como echar una jornada laboral. El coche de protección civil también apareció para acompañarnos durante todo el trayecto. Un verdadero lujo porque además de hacer las funciones de coche escoba y protector del tráfico,  el coche se aprovisionó de comida y bebida para ir consumiendo durante los doscientos kilómetros. Un verdadero avituallamiento móvil al que dimos buen uso en cada pequeña parada.


Pues bien, una vez preparados y foto de rigor incluida, 22 valientes montaban en sus flacas para poner rumbo a Cuenca. Tan importante fue la gesta que consiguieron que merecen mención especial e individual cada uno de nuestros protagonistas; de esta manera los héroes fueron: Luis Gitano, Felipe, Tito, Javi Grison, Coke, V7, Carlos, Luisito, Paco F, Rober Chus, Alberto, Roberto padre, Javi Chus, Jose Domingo, Leopoldo, Fran, Rosillo, Jose María, Oscar y Vicente Raúl. Además nos acompañaron dos guerreros de San Clemente: 


El día había salido soleado y caluroso avisando que apretaría en las horas centrales por lo que había que tener cuidado con las posibles quemaduras. El pelotón amarillo, con más ilusión y nervios que otra cosa, por fin se puso en marcha camino a Santa María.  La peña había ido mil veces por las carreteras de Santa María, Pinarejo y el Castillo, pero esta vez era diferente pues era un día especial. Siempre la peña suele ir muy deprisa por estas localidades pero hoy era día para tomárselo con calma y disfrutar en la medida de lo posible. Vicente de Sta. María se unió a nosotros al paso por su pueblo para realizar algunos kilómetros con Contraviento. Con un ritmo tranquilo y cómodo la peña consumió más de 50 kms. casi sin darse cuenta. Una vez pasada La Almarcha, comenzaba la larga subida hacia Olivares del Júcar, el grupo la superó sin grandes dificultades pues nadie quería gastar ni un gramo de fuerza que no fuera necesario. Una vez llegamos al cruce para abandonar la nacional, el pelotón amarillo disfrutó de la bajada hacia Olivares del Júcar, dejándose caer por un pequeño puerto de curvas sinuosas en el que los más lanzados gozaron de lo lindo. Una vez sobrepasado Olivares y varios kilómetros después, la marea amarilla cruzaba la localidad de Villaverde y Pasaconsol para poner rumbo a Valverde del Júcar y su famosa gran cuesta. Una vez superada, sin demasiados sobresaltos, "dicha tachuela"  como le gusta decir a Rosillo, el pelotón ponía rumbo a Las Valeras (Arriba y Abajo) en un recorrido donde el calor poco a poco iba dejándose notar. A partir de Valera, el grupo pasó por uno de los tramos más bonitos del recorrido al cruzar unas montañas cortadas y rocosas por entre las que discurría una carretera curva y con encanto. Una joya. 



Después de cruzar estos cortados la carretera se ponía rugosa y fea, el tráfico aumentaba y el calor no cesaba. El siguiente pueblo (Arcas) estaba a bastantes kilómetros y el cansancio poco a poco se apoderaba de unos y otros, pero había que sufrir y aguantar. Como gran equipo que es Contraviento, los relevos se sucedían de manera prudencial y se frenaba si alguien avisaba que el ritmo era un poco alto, de esta manera se consumieron más de 15 kms. casi hasta llegar a Arcas, donde los amiguetes de 3HCycles salieron a nuestro encuentro para hacer de anfitriones y darnos la bienvenida. Una vez pasamos Arcas las señales en referencia a Cuenca eran cada vez más frecuentes. ¡Ya estábamos cerca! ¡Vamos qué ya queda poco chavales!

Por fin, tras pedalear y pedalear divisamos Cuenca al horizonte, majestuosa, elevada y bella. En la carretera de entrada había bastante tráfico y algunos que otros baches feos que solventamos sin problemas. Aquí Coke se subía al coche para acabar su etapa que para su estado de forma fue más que admirable. Se portó como un campeón y dio todo lo que pudo. Una vez llegados a Cuenca sorprendió el jaleo que había, aunque era hora punta aquello parecía Madrid: rotondas repletas, cruces abarrotados, conductores nerviosos, claxons sonando... Y entre todo aquello más de 20 ciclistas de un pequeño pueblo manchego liando de las suyas, metiéndose entre los coches y saltándose algún semáforo en rojo que otro. ¡Un pequeño caos! Además a Javi Grison le entró una cagalera repentina que no podía esperar y el hombre tuvo que salir pitando a hacer de vientre mientras el pelotón le esperaba entre risas. Un show.


Ahora tocaba ruta turística por Cuenca. La peña realizó la subida a la Catedral por las famosas calles adyacentes a la plaza. Unas duras rampas adoquinadas que no tenían nada que envidiar a los famosos muros de las clásicas que vemos por la tele. Los viandantes alucinaban con tanto ciclista equipado de misma manera y subiendo con ese ímpetu. Incluso algunos se animaban a aplaudir. Por fin llegamos a los pies de la abarrotada catedral para hacernos la foto de rigor; no vaya a ser que luego digan que no llegamos a Cuenca... Después de la foto en la Catedral aún quedaba otro kilómetro de subida hasta el mirador que sorprendió a más de uno que ya se había relajado. 


Una vez en el mirador, el pelotón descendió por "La ruta", una medio bajada al principio y una delicia después. Una carretera frondosa entre grandes piedras que bordeaba el río Huecar y que sirve de circunvalación a la ciudad de Cuenca. Precioso. La gente ya tenía hambre y al entrar de nuevo en la ciudad los comentarios de: "¿Cuándo comemos?" "¿Dónde está el bar ese?" o "Estoy traspellao" fueron cada vez más frecuentes e insistentes. Por fin llegamos al Restaurante Coto de San Juan que nos había buscado Quique de 3HCycles y que no nos defraudó. La comida fue simplemente espectacular y además, muy barata. Nos pusimos hasta arriba de cerveza bien fresquita que nosotros mismos nos echábamos de unos tubos enormes que había encima de cada mesa. De comer a elegir entre paella o plato combinado (ambas cosas buenísimas) y todo ello acompañado de ensaladas, calamares, chopitos... Para finalizar postres caseros y café. Todo ello por 10 €. ¿Qué más se puede pedir?

Con el buche lleno y bien "empancinaos", la peña ponía rumbo vuelta a La Alberca con un calor de más de 35º C. ¡Menuda torrija! Al poco de salir de Cuenca, Vicente Raúl dijo "que ya si eso...y tal" y se subió al coche para realizar la vuelta más cómodo. La vuelta se hizo dura y pesada para que nos vamos a engañar, todo influía: El calor, los repechos, el calor, el dolor de piernas, el calor, el buche lleno, el calor, el Gitano asesino, el calor, los pinchazos, el calor, los kilómetros... En fin una vuelta en la que más de uno pensó: "Madre mía...lo que hay que penar". El pelotón se llevó una gran alegría cuando vieron llegar el Pando-movil con el que Pando y Luisja acompañarían a Contraviento hasta el final de la etapa. Poco a poco el pelotón devoró pueblos y kilómetros con un ritmo cansino para cruzar las localidades de: Villar de Olalla, Fresneda de Altarejos, Mota de Altarejos, San Lorenzo de la Parrilla, y Belmontejo. Leo y V7 tras más de 150 kms. también ponían punto y final a la etapa y montaban en el coche debido a unos calambres terribles. El resto hacía uñas para aguantar el calor y el cansancio; y así se llegó a La Almarcha, última parada antes de llegar al pueblo. Todos ya bastante exhaustos devoramos las magdalenas por cortesía de Pando y nos refrescamos con agua y aquarius. Lo que faltaba ya era conocido y la gente estaba más animada y con menos miedo. ¡Ya casi lo teniamos! La cuesta del castillo y el repecho de Pinarejo fueron las últimas tachuelas en las que algunos lo dieron todo vaciando ya las últimas reservas de energía. Finalmente Contraviento entraba en el pueblo victorioso cual compañía romana que vuelve a casa victoriosa tras la batalla. ¡Hip Hip Hurra para todos!

Para comentar la jugada, al Bodegón a tirarnos una buena fresca que nos la ganamos con creces.


Id calentando que el año que viene toca otra vez.


Saludos.

Carlos F.M


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