martes, 22 de mayo de 2012

III Marcha P.C Contraviento: Una prueba ineludible en La Mancha.

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20 de Mayo de 2012, ésta era la fecha indicada para la celebración de la III Marcha Cicloturista P.C Contraviento. Fecha que pasará a los anales de la historia para la humilde y joven "Peña Amarilla". Era el día D, el desembarco ciclista había llegado a La Alberca y había que estar a la altura de las expectativas.
Las previsiones climatológicas no auguraban un buen día de ciclismo. Hombres del tiempo, webs de internet y aplicaciones de móviles se habían encargado de aumentar la preocupación de los ciclistas con sus adversos partes del tiempo. Llovería y haría viento pero... ¿Qué es eso para Contraviento?
Rimas a parte, en los días previos nunca decayó el ánimo en la organización y se trabajó con gran esfuerzo para que La Marcha se desarrollase con total normalidad velando, siempre, por la seguridad y comodidad de todos los participantes.

Pues bien, el momento había llegado y el día amanecía con un cegador Sol que salía a escena para hacer saber que estaba de parte de Contraviento y de su marcha. La Alberca despertaba tranquila, serena y soleada, sólo acompañada por cantares de día grande en gallineros y sonidos de hojas en copas de árboles. Un momento mágico para una Plaza del Parador todavía desierta y que pronto se abarrotaría.
La organización, con caras de sueño todavía, llegaba a la Plaza para realizar el montaje habitual de todo lo necesario: carpa, mesas, avituallamientos y un sin fin de quehaceres para que todo estuviese preparado ante la llegada de los participantes. El punto de reunión pronto se llenó de bicis montadas en coches y ciclistas de distintas partes de la geografía española y principalmente manchega que acudían al día grande de Contraviento. La música acompañaba los preparativos y Cintya, speaker oficial de la marcha, amenizaba los momentos previos a la carrera. Todo marchaba según lo previsto y multitud de ciclistas acudían sin cesar. ¿Se batiría de nuevo récord de asistencia? Todo apuntaba al sí. ¡Impresionante!

Una vez dadas las recomendaciones oportunas por parte del Presi, llegaba una noticia de última hora, finalmente José Miguel Pérez, un triatleta profesional conquense se uniría a la prueba para disfrutar de los bellos parajes de la mancha y compartir una mañana de ciclismo con los participantes. ¡Ole y ole!
 Poco a poco los ciclistas se dirigían al punto de salida para comenzar la larga ruta de más de 115 kms. en un nuevo recorrido que se estrenaba este año; un recorrido mucho más largo y exigente que el de ediciones anteriores. El éxito es el premio del esfuerzo y en este nuevo trayecto habría que esforzarse y mucho. La gran fila multicolor ya estaba perfectamente alineada tras la pancarta de salida, el director de carrera daba el visto bueno y la alcaldesa comenzaba la cuenta atrás con un potente " Comenzamos en ...3...2...1...¡YA!" que resonó en toda la localidad y supuso el inicio de la III Marcha Contraviento para 140 corredores. Récord absoluto de participantes. Un auténtico lujo sin precedentes.

El gran pelotón puso rumbo, de manera controlada, a Santa María del Campo Rus con un ligero aire a favor que ayudó a poner en funcionamiento las piernas sin forzarlas demasiado. En estos primeros kilómetros el equipo Contraviento encabezó el pelotón haciendo honores y desarrollando, muy gustosamente, su papel de anfitrión. El ambiente era agradable y todos los ciclistas buscaban entrar en calor y acoplarse tras una buena rueda. Antes de llegar a Santa María el grupo viraba a la izquierda para coger una carretera mucho más estrecha y con asfalto rugoso que provocó la elongación del pelotón. Aquí los vastos de la mancha se mostraron en todo su esplendor. El intenso verde de la cebada aún sin espigar contrastaba con los penetrantes marrones de las tierras en barbecho y con los tonos grisáceos de un cielo que no se acababa de definir. Un regalo para la vista que sorprendió a muchos integrantes del pelotón acostumbrados al paisaje de humos y edificios de las grandes ciudades. Con este bella perspectiva se llegaba a la localidad de Villar de la Encina para poner rumbo a Villalgordo del Marquesado. El ritmo era alegre y el pelotón ya había devorado casi 30 kms. sin darse cuenta.

Llegaba la primera subida y la hora de ponerse de pie en la bici, por suerte para algunos y desgracia para otros, la marcha aún era controlada y el ritmo que marcaba el coche era cómodo para que todo el grupo subiera de manera relajada. Completada la ascensión era momento de agachar riñones y buscar una buena postura aerodinámica para acometer una larga y amplia bajada que permitió poner las bicis a más de 70km/h. y hacer las delicias de los grandes "bajadores". A este ritmo de vértigo se llegó a La Almarcha para  comenzar una nueva ascensión camino de Olivares del Júcar. ¿Quién dijo que La Mancha es llana?
El pelotón con el aire a favor, subió sin demasiadas dificultades las nuevas rampas, y tras la bajada correspondiente llegaba el momento de la verdad. El primer tramo libre se aproximaba y la tensión típica de estos momentos se apoderaba del pelotón, los galgos tomaban las primeras posiciones y los demás trataban de estar bien colocados para cuando Luis, el director de carrera, sacara la banderola verde y dejara la prueba libre.

Y así fue, a los pies de la larga subida a Valverde del Júcar, Luis daba la orden y el coche de dirección aceleraba dejando el pelotón a su suerte. Por delante, lo de siempre: palos, ataques y arreones que hacían mover al grupo de lado a lado de la carretera. Los de atrás, constancia y a ritmo para no gastar demasiadas fuerzas que pasaran factura al final. De esta manera se iba completando la exigente subida con el marco incomparable del pantano de Alarcón de fondo; una delicia. Gestos de sufrimiento, fuertes respiraciones y alguna que otra mueca se reflejaban en las caras de los ciclistas que se empleaban a fondo en la ascensión. José Miguel, el gran triatleta conquense, llegó en solitario en primera posición al avituallamiento demostrando su gran estado de forma que ojalá le permita estar en los próximos JJOO.

Todos y cada uno de los participantes fueron llegando por goteo al completo avituallamiento que Contraviento había preparado para la marcha. Era momento de reponer fuerzas y comentar una ascensión a Valverde que no dejó indiferente a nadie. Las mujeres Contraviento, que estuvieron de diez, se encargaron de atender a cada uno de los ciclistas que llegaban proporcionándoles todo lo necesario para cargar, de nuevo, energía. Pronto, unos y otros, devoraron los exquisitos bocadillos de jamón, que constituía la parte principal del almuerzo, junto con la fruta, las barritas energéticas o bebidas isotónicas. El pelotón había completado algo más de 65 kms. y era hora de rellanar el depósito para afrontar con garantía un retorno a La Alberca que se vislumbraba movidito. Cuatro tímidas gotas avisaron al pelotón que era hora de ponerse en marcha; y así, tras los vaciados urinarios rutinarios y las recargas de bidones necesarias se puso rumbo a La Alberca de Záncara.

El coche de dirección de carrera tomó, de nuevo, el mando para reagrupar a todos los corredores y guiarlos por, ahora sí, unas carreteras golpeadas por fuertes rachas de viento. En el trayecto de ida el pelotón había sido ayudado por un viento a favor que empujaba a cada ciclista evitándole pedalear más de lo necesario. Pero ahora la historia había cambiado y todos buscaban la mejor posición para sufrir lo menos posible; el viento hacía acto de presencia haciendo honor a su peña ciclista favorita: Contraviento. De esta manera, se completaron más de diez kilómetros de dientes de sierra que no pudieron frenar a una serpiente multicolor que devoraba kilómetros, asfaltos y paisajes. Nada podía parar ya a este enorme pelotón que se aproximaba de manera inexorable a un final abierto y con muchas posibilidades. Antes del último y esperado tramo libre, quedaba la ascensión a la pequeña cota de Olivares del Júcar por su parte más dura. El coche elevó progresivamente el ritmo para que no se subiera a dedos y no perjudicar a los buenos escaladores, una vez coronado el puerto, el coche paró justo antes de cruzar la nacional para reagrupar de nuevo el pelotón. Era una marcha controlada y se cuidaba de igual manera al máximo aspirante como al ciclista más flojo; todos somos uno.

Ya en la nacional, el ritmo se elevó y de qué manera. El pelotón se estiraba y los galgos luchaban por las posiciones delanteras. El olor a batalla pronto se contagió en los ciclistas y eso que todavía no se había dado rienda suelta al último tramo libre. Todos querían estar bien colocados en el momento clave y eso suponía meter rueda para que el de al lado no se colase o ver hacia que dirección era la próxima curva para tomarla por el lado correcto; simplemente CI-CLIS-MO. Pues bien, el momento llegó y en una de las pocas rectas del recorrido, Luis sacó pito y bandera a pasear y la marcha quedó libre. Ahora los ciclistas tenían 25 kilómetros por delante, viento en contra y duras rampas hasta llegar a meta.

Delante, el equipo 3HCycles de Cuenca tomó el mando del pelotón poniendo un ritmo elevado y haciendo una selección de unos 25 corredores. Las velocidades eran enormes y las carreteras estrechas; había que tener cuidado. Aún así, en una de las rampas previas a la subida del Castillo de Garcimuñoz varios ciclistas se vieron implicados en una caída que hizo parar al grupo delantero. La caída no tuvo graves consecuencias pero los corredores que la sufrieron tuvieron que retirarse fruto de las magulladuras y las averías en sus bicis. Una vez relanzada la carrera, el pelotón se hizo añicos debido a la dureza de las rampas del Castillo. Los galgos pronto aumentaron la distancia con el resto, mientras que los demás trataban de subir las duras rampas al máximo de sus capacidades. Era importante coronar la pequeña cota y buscar un grupo en el que integrarse para completar los últimos 15 kilómetros del recorrido, pues estos eran llanos y con el aire en contra. Todos los ciclistas coronaban al máximo de sus pulsaciones y con las piernas ya bien calientes; pues no era una rampa extremadamente dura pero si lo suficientemente como para exigir  el máximo de cada corredor.

En cabeza de carrera se produjo una escapada debido a los fuertes palos de unos y otros; y así José Miguel Pérez, Alberto de Contraviento, Pibre de Sedaví y varios 3HCycles conformaron un pequeño grupo que trataría de llegar a meta de todas las maneras. Por detrás, también se volaba para dar caza a la escapada y cada grupo posterior apretaba al máximo para conseguir absorber a los ciclistas que les precedían. Esto era la guerra. Las velocidades eran de vértigo y cada conjunto de ciclistas se organizaba para obtener el máximo rendimiento de sus corredores. Los relevos se sucedían para no desgastarse ante el fuerte viento de cara que hacía sufrir a los ciclistas. Era momento de meter piñones, agarrarse fuerte al manillar y sufrir.

Finalmente la escapada fue neutralizada y un gran grupo de unos 20 corredores se jugarían la victoria en el sprint final. José Miguel, nuestro gran triatleta, hizo unos relevos finales muy fuertes demostrando su enorme categoría y poniendo al grupo delantero bien estirado en los últimos kilómetros. Ya en la gasolinera de entrada a La Alberca los sprinters buscaban la mejor rueda a la que colocarse y afilaban cuchillos para el último esfuerzo. Ya dentro del pueblo y con una recta muy larga en la que la pancarta de llegada se ve desde bien lejos varios fueron los ciclistas que se lanzaron al sprint, entre ellos Alberto y Roberto de Contraviento grandes conocedores de este tramo final de la etapa. Finalmente fue un corredor de Mota que andó muy listo y se llevó la victoria por apenas media rueda de diferencia con Alberto. Un emocionante final para una gran marcha ciclista. ¡Enhorabuena!

La gente del pueblo agradeció con sinceros aplausos la llegada de cada corredor. Desde el ganador al último ciclista, todos y cada uno dentro de sus posibilidades habían dado el máximo y los aficionados así lo agradecieron. Con la entrada del último ciclista se ponía fin a la Marcha con más de 115 kms. y 1160 metros de acumulado. Ahora tocaba el "tercer tiempo", comer, recuperar y comentar la jugada. Esto también gusta, pues también es ciclismo.

Todos los corredores acudieron de nuevo a La Plaza del Parador para disfrutar de un nuevo avituallamiento. Las risas, comentarios y corrillos pronto abarrotaron de nuevo el lugar para comentar impresiones y evaluar la marcha. Además las amables azafatas Contraviento proporcionaron a cada ciclista con su "bolsa del corredor" que obtenía algunos obsequios como vino o calcetines ciclistas. Una vez recuperado fuerzas con bebidas y aperitivos, los ciclistas acudieron al Pabellón de la localidad para darse una ducha y ponerse cómodos. Ahora tocaba casi lo mejor... ¡COMER! La comida se llevaría a cabo en el Recinto Ferial. Nuestra querida alcaldesa junto con sus fieles ayudantes había preparado un enorme caldero de arroz que daría comida a más de 200 comensales. Unas enormes mesas alargadas ocupaban gran parte de la nave y poco a poco corredores y familiares fueron tomando posiciones. No sólo hay que destacar la gran cantidad de arroz que se proporcionó sino la calidad del mismo. Simplemente estaba delicioso y así se lo hicieron saber a la alcaldesa la mayoría de ciclistas que se encontraron con ella por el Recinto Ferial. Una vez terminado el arroz, que se pudo repetir en varias ocasiones, los ciclistas acabaron la comida con postre, pastas y café. Un gran menú.

Llegaba el momento de los premios, agradecimientos y discursos y allí no se movió nadie ya que todos estaban encantados con la velada. En primer lugar el Presi y la junta directiva de Contraviento agradecieron la asistencia a todos los participantes y llevaron a cabo la entrega de premios correspondientes: corredor más joven, corredor más longevo, peñas más numerosas, peña más lejana, etc. Un sin fin de obsequios para unos ciclistas que acudían a recoger los regalos con la más amplia de las sonrisas y saliendo ovacionados por los presentes. Tocaban los sorteos, uno de los momentos preferidos de los asistentes por ver si pescaban algo. Gracias a los patrocinadores se pudieron sortear multitud de regalos bien diferentes: desde estuches de vino, pasando por quesos y rolletes hasta cascos y ropa ciclista. Un lujazo. Después de los sorteos llegó la hora de los homenajes; uno de los momentos más emotivos de la tarde. Con gran cariño y afecto se homenajeó a José Miguel (nuestro triatleta de Cuenca), al director de carrera Luis Javier que fue operado recientemente, a las azafatas Contraviento y al Presidente de la peña entre otros. Un espectacular broche a una Marcha que se afianza como una de las más importantes de la región de Cuenca.


Por último agradecer a todos los ciclistas su asistencia, así como a la ambulancia y equipo médico, motoristas voluntarios, guardia civil, azafatas Contraviento, protección civil, patrocinadores, nuestra alcaldesa y ayudantes y por supuesto a nuestros grandes fotógrafos Juan Pedro, María del Mar y Ana Fuente que sin ellos no tendríamos este magnífico reportaje.



El año que viene más y mejor. Muchas gracias.


Carlos F. M.